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Puerto Rico puede mejorar su condición política,jurídica,económica y social con el logro de la Estadidad,asegurando para sí un porvenir dichoso,también beneficiará a nuestra isla desde la perspectiva regional,nacional, hemisférica e internacional.Además, es el único medio que garantiza la unión permanente entre PR y EE.UU. y asegura la Ciudadanía Americana a las futuras generaciones de los nacidos en Puerto Rico.

miércoles, mayo 23, 2007

Estudio del GAO de 1996

Estudio del General Accounting Office (GAO) de 1996

Contribuciones Federales

La estadidad traerá a Puerto Rico aumentos billonarios en fondos federales y un desarrollo económico vertiginoso y consecuente. Veamos ahora también uno de los temas menos comprendidos y más tergiversados de la política puertorriqueña: las contribuciones federales bajo la estadidad.

Bajo la estadidad los puertorriqueños pagaremos contribuciones federales. Y nos sentiremos contentos, orgullosos y satisfechos de nosotros también poder hacer nuestra aportación a la nación conforme a nuestra capacidad. Esto añade a nuestra estima y dignidad. Ya no estaremos meramente recibiendo la generosidad de los Estados Unidos, sino que lo que recibamos en ayudas federales lo recibiremos de pie y con la frente en alto, como un derecho en igualdad de condiciones que cualquiera de los demás estados de la Unión.

El pago de contribuciones federales es un precio muy bajo que pagar por nuestra igualdad ciudadana, nuestros derechos políticos, la descolonización de Puerto Rico, la seguridad de nuestro futuro, la justicia social y la prosperidad que traerá la estadidad. Si en el pasado hemos estado dispuestos a abandonar nuestra isla y dar nuestra sangre y nuestra vida en defensa de nuestra nación, no es gran cosa que también estemos dispuestos a hacer alguna aportación al Tesoro Federal conforme a nuestras posibilidades.

General Accounting Office (GAO)

( Un estudio del General Accounting Office (GAO) de 1996, en cuanto a las planillas de los puertorriqueños radicadas en Hacienda para el 1992, revela que la totalidad de las contribuciones federales que los puertorriqueños tendrán que pagar bajo la estadidad asciende a $623 millones, mientras que el Reintegro Federal Sobre Ingreso Devengado (Earned Income Tax Credit) sería de $574 millones. Con el incremento en el número de personas reportando ingresos y radicando planillas debido al interés en recibir el Reintegro Federal, este "Earned Income Tax Credit" ascendería a un estimado de $638 millones. Es decir, que lo que Puerto Rico como sociedad pagaría al Tesoro Federal es $15 millones menos de lo que recibirá del Reintegro Federal. Debido a sus niveles actuales de ingreso personal, Puerto Rico de inmediato ganará $15 millones por su integración al sistema contributivo federal.

Este estudio del GAO ajustado al 1996 nos indica que el 59% de las familias puertorriqueñas; es decir, aproximadamente dos de cada tres no tendrán que pagar un centavo en contribuciones federales y que el 65% de nosotros recibirá el Reintegro Federal Sobre Ingreso Devengado. En resumen, el 41% de nuestras familias pagarán alguna contribución federal, lo cual será devuelto en su totalidad y un poco más a las familias menos privilegiadas de nuestra isla; resultando todo finalmente en una mejor distribución de la riqueza en Puerto Rico, en una mayor igualdad económico-social entre nosotros mismos. )

¿Quién pagará por costo contributivo de la igualdad? Las corporaciones que al presente disfrutan de exenciones contributivas federales que pagarán $4.5 billones anuales y la abundancia económica y enriquecimiento de los puertorriqueños producto de la estadidad. En la medida en que la sociedad puertorriqueña crece y se enriquece con la estadidad, los puertorriqueños aumentaremos gradualmente nuestra aportación al Tesoro Federal. Así también, la prosperidad de los puertorriqueños logrará reducir gradualmente los gastos en los fondos federales dedicados a eliminar los problemas resultantes de la pobreza y el desempleo.

Las familias que sí tengan que pagar alguna contribución federal podrían recibir de inmediato un crédito contributivo, es decir, una reducción dólar a dólar en su pago de contribuciones a Hacienda de Puerto Rico, por su pago de contribuciones federales.

Ya hemos dicho que para el 1992, el pago total de contribuciones federales de Puerto Rico haber sido un estado hubiera ascendido a $638 millones. Asumamos, para exagerar, que el 40% de las familias de Puerto Rico tuvieran que pagar $800 millones en contribuciones federales para el 1998 y que el gobierno de Puerto Rico diera un crédito dólar a dólar en el pago de sus contribuciones estatales. ¿De dónde saldría el dinero para cubrir el deficit de $800 millones en nuestro Tesoro de Puerto Rico?

Tomado a la ligera, se estima que Hacienda recibirá $440 millones adicionales producto de los aumentos en fondos federales para programas de gobierno en los que no participamos o participamos limitadamente (niñez, transportación, vivienda, agricultura, desarrollo económico, etc.). Por otra parte, Puerto Rico recibirá cerca de $1,300 millones adicionales en Medicaid / Medicare, lo que reducirá los gastos de nuestro Tesoro local en servicios de salud para medico-indigentes en por lo menos $1,000 millones. La Tarjeta de Salud del Pueblo de Puerto Rico se pagaría completamente con este dinero y nos sobraría para cubrir toda la isla de inmediato.

Con estas dos partidas solamente cubrimos el crédito contributivo, dólar a dólar, de toda contribución federal que cualquier residente de Puerto Rico tuviese que pagar.

Pero eso no es todo. Estimamos que los recaudos de Hacienda de Puerto Rico aumentarán dramáticamente y que nuestro Tesoro local se fortalecerá grandemente como resultado de la estadidad, lo que pudiera producir reducciones contributivas adicionales para todos los puertorriqueños, por lo siguiente:

1. La estadidad resultará en una inyección de $9.5 billones de dólares a nuestra economía; es decir, un aumento que en dinero representa cerca de un 20% de nuestro producto bruto. La actividad y aceleración económica, además de los empleos generados por estos dineros adicionales resultarán en recaudos millonarios adicionales para Hacienda.

2. La aceleración del crecimiento de nuestra economía y del ingreso personal producto de la integración económica de Puerto Rico a la economía más próspera de los estados; los nuevos empleos creados por la llegada de nuevas empresas domésticas norteamericanas y la ampliación de las operaciones de las ya existentes; el aumento en las inversiones de capital nativo; el crecimiento del turismo, etc. redundará en el fortalecimiento multimillonario de nuestro Tesoro local. Siguiendo el modelo de Hawaii, se estima que en los primeros 15 años de la estadidad, Puerto Rico duplique su crecimiento económico y que el ingreso per cápita de los puertorriqueños aumente en $4,000. Esto significa más dinero para Hacienda por el crecimiento natural de nuestra economía sin aumentar las contribuciones o imponer nuevas.

3. Con el interés de recibir los beneficios económicos del Reintegro Federal Sobre Ingresos Devengados (Earned Income Tax Credit) muchas personas que al presente no reportan ingresos o rinden planillas lo harán, aumentando los ingresos del tesoro puertorriqueño en varios millones más.

4. La entrada del Internal Revenue Service (IRS) y de sus sistemas de información ayudará a Puerto Rico a identificar posibles evasores contributivos, aumentando así aún más la base contributiva local.

5. El aumento vertiginosos en el valor de la propiedad que experimentará Puerto Rico como resultado de la estadidad resultará en un crecimiento millonario en los recaudos de Hacienda por concepto de ganancias de venta.

6. El regreso a Puerto Rico de millones de dólares que se encuentran en bancos de los Estados Unidos y otros países debido a los temores existentes sobre el futuro político de nuestra isla, que serán invertidos aquí y depositados en nuestros bancos, generando así mayor actividad económica y aumentos en recaudos por concepto de ganancias de interés.

7. Si, en efecto, algunas empresas deciden irse de Puerto Rico y repatrian sus ganancias y depósitos bancarios con la eliminación de la Sección 936-30A, entonces pagarán millones de dólares en el "Tollgate Tax", produciendo a corto plazo un mayor fortalecimiento del Tesoro isleño.

8. Existe la probabilidad real, lo que ha sucedido a otros estados, de un Donativo Congresional para la Estadidad (Statehood Grant) que fortalecerá notablemente los recursos de Hacienda.

9. Lo anterior no toma en cuenta los esfuerzos que pueda realizar el gobierno de Puerto Rico para reducir sus gastos ante las nuevas oportunidades de empleo creados y mejor remunerados en el sector privado o la posibilidad de que el pago de contribuciones federales pudiera ser aplicado graduamente, conforme a un plan de transición. Recuerde que el gobierno de la isla ya redujo en $400 millones la carga contributiva del ciudadano. Tampoco toma ésto en consideración los ahorros millonarios que Puerto Rico tendrá con la estadidad en gastos de representación y cabildeo privados, sustituidos por la presencia de nuestra delegación congresional en Washington, D.C.

10. Los recaudos para nuestros municipios serán mayores debido a los aumentos en fondos federales municipales (los que se estiman en un 40% adicional) y las patentes producto de una mayor actividad económico-comercial. No habrá aumentos en las contribuciones sobre la propiedad que son cobradas y utilizadas por los pueblos y ciudades.

Ante el esquema antes presentado no es necesario que Puerto Rico recurra al mecanismo del pago de contribuciones sobre el precio de venta (sales tax) si no lo desea. Como sabemos, bajo la soberanía estatal, cada estado diseña y establece su propio sistema contributivo.

Es cierto que dentro el presente status los residentes en Puerto Rico no pagamos contribuciones federales. Sin embargo, bajo la Cláusula Territorial el Congreso tiene autoridad hoy para imponernos dichas contribuciones como pago parcial por los $11 billones que recibimos actualmente. Esta autoridad se ejercerá conforme al interés nacional y las necesidades presupuestarias de la nación.

La propuesta de que se iguale a Puerto Rico a los estados en fondos federales, pero sin hacernos estado, a cambio de una aportación del gobierno local al Tesoro Federal no tiene precedente en las relaciones del gobierno nacional con los estados o territorios. Es otro intento pretencioso de que los Estados Unidos se ajuste a nosotros, de sojuzgar la constitución, leyes y tradiciones norteamericanas a las manías de los colonialistas del patio. Este esquema aumentaría considerablemente nuestras contribuciones a nivel local sin el beneficio del Reintegro Federal Sobre Ingreso Devengado; es decir, resultaría en una pérdida económica para Puerto Rico. Esto tampoco aumenta las partidas por concepto de salarios y beneficios a empleados federales o las compras federales a industrias locales. Por otro lado, el negarse a recibir aumentos en el futuro, según ha sido propuesto es el primer paso al esquema de la libre asociación, donde el crecimiento en fondos federales se detiene completamente para dar curso a reducciones anuales hasta llegar a 0.

Para resumir, si la estadidad fuera tan opresiva y limitante, y las contribuciones federales tan onerosas que no se pudiera vivir; ¿cómo es posible que 275 millones de seres humanos residan en los Estados Unidos y que personas de todas partes del mundo arriesguen diariamente su libertad y su vida para poder trasladarse a dicha nación? ¿Cómo es posible que los 2.5 millones de puertorriqueños domiciliados en el continente no hayan regresado todos ya a residir en nuestra Isla del Encanto? Todos éstos viven en los Estados Unidos por una sola razón. Porque la estadidad es mejor.

Como vemos, nuestra participación en el sistema contributivo federal resultará en una ganancia neta de $15 millones para Puerto Rico, reducciones contributivas a nivel local y una mejor distribución de la riqueza en nuestra isla. ¿Qué más queremos? Sin duda, la estadidad es lo que nos conviene.

Modelo Económico bajo la Estadidad

Modelo Económico bajo la Estadidad
Preguntas y Respuestas

Por:Pedro O Vega

¿Cuál sería el modelo económico de Puerto Rico bajo la estadidad que promete lograr todas esas metas?

El modelo económico de Puerto Rico bajo la estadidad sería el mismo que ha triunfado a través del Primer Mundo y que ha levantado a millones de personas de las garras de la pobreza y movido al camino del progreso, la productividad y la seguridad económica. Este es el modelo neoliberal o liberal clásico, el cual entre otras cosas consiste de un gobierno limitado y democrático, la supremacía de la ley y su aplicación consistente e igualitaria dentro de un marco de justicia; la libre empresa, la iniciativa privada, el mercado libre, la existencia de una sociedad civil robusta aparte del estado; la libertad de asociación política, cultural y económica, y el reconocimiento tácito de una esfera amplia de libertad y responsabilidad individual.

Específicamente, el modelo de desarrollo económico se nutriría de una integración económica (anteriormente discutida) con los EE.UU. como lo describe detalladamente el estudio realizado por Fernando Lefort en 1997 y siguiendo las recomendaciones y advertencias detalladas por la Oficina de Contabilidad General (General Accounting Office - GAO) en sus reportes titulados Analysis of Certain Potential Effects of Extending Federal Income Taxation to Puerto Rico, U.S. Insular Areas: Application of the U.S. Constitution y Puerto Rico - Potential Federal Income Tax Revenues Resulting from Statehood. También es notable el estudio titulado Leave No State or Territory Behind: Formulating a Pro-Growth Economic Strategy for Puerto Rico, formulado por el Instituto de Innovación Política (Institute for Policy Innovation-IPP) en julio del 2003, el cual también añade rigor y sustancia a nuestra ponencia económica.

Hablando en términos generales, el modelo económico estadista se enfocaría primariamente en la creación y apoyo de pequeños negocios que conviertan a los puertorriqueños en dueños y rectores de su capacidad creativa y de su producción, moviendo la prioridad tradicional del sector manufacturero e industrial masivo aun plano también valioso, pero secundario. El modelo se enfocaría también en empresas que solidifiquen las comunidades isleñas y a la conversión de la Isla de una economía industrial a una post-industrial, enfocada en la producción de bienes, servicios y comercio, apoyada en amplios movimientos de capital-semilla; la reducción de la carga tributaria local, la agilización de los requisitos burocráticos necesarios y la remoción de aquellos que fuesen obsoletos, junto con la facilitación de los procesos legales de incorporación empresarial, para fomentar que más compañías de todo tipo se formen en la Isla y rindan sus impuestos allí.

La educación y el readiestramiento serán las columnas vertebrales del modelo económico estadista. El sistema educacional centralizado que existe ahora será desmantelado y los distritos escolares puestos bajo el control de juntas de comisionados elegidos por las comunidad local donde el distrito dado esté organizado. Estas juntas estarán capacitadas para gravar sus propios impuestos y establecer altos estándares educacionales dignos de sus comunidades, rindiéndole cuentas directamente al electorado que los elija y de esta manera extirpar de cuajo el "batatismo," la mala costumbre de utilizar las posiciones del aparato administrativo del gobierno central " y del Departamento de Educación en particular " como almacén de prebendas políticas para los deudos del gobierno de turno.

La enseñanza vocacional y la educación corta post-secundaria recibirán un énfasis renovado, siendo reorientadas a las nuevas realidades económicas globales. Así se evitará que los jóvenes puertorriqueños se sientan obligados a incurrir una costosa carrera universitaria para poder disfrutar de trabajos adecuados y de salarios decentes. Esto no reducirá de inmediato la "inflación educacional" y "depresión salarial" que obligan a muchos universitarios puertorriqueños a emigrar al continente en busca de empleos más remunerativos, pero a mediano y a largo plazo la nueva economía reducirá estas presiones en Puerto Rico y creará una situación más justa, equitativa y remunerativa que les permitirá a más jóvenes a radicarse en la Isla.A mediano y a largo plazo, la nueva economía bajo el Estado de Puerto Rico creará a su vez una nueva demanda de profesionales graduados de universidad con destrezas técnicas especializadas que reducirá esta "fuga de cerebros" y aumentará la inversión en la economía isleña, las escalas salariales, la creación de empleos secundarios y el incremento de los ingresos al fisco, sin tener que aumentar las tasas tributarias locales.

También, la estadidad creará el ambiente necesario para llevar todos los sectores de la economía a un entendimiento que permita crear diversos mecanismos de readiestramiento laboral. Esto potenciará a los cesanteados a reincorporarse a la fuerza trabajadora y así poder seguir manteniendo a sus familias.

Para terminar, la estadidad garantizará la justa y mutua participación de la riqueza común entre Puerto Rico y el resto de los estados. La economía de Puerto Rico bajo la estadidad será una de igualdad de oportunidades y no una que busque un igualitarianismo material de resultados. Irónicamente, la estadidad es la única fórmula política que garantiza un estado verdaderamente mancomunitario, de riqueza mutuamente compartida dentro de la Isla y entre la Isla y el consorcio de los estados, eso que el término inglés commonwealth encarna y al cual los ?estadolibristas?, condenan vehementemente sin saberlo, en su ciego afán de falsear y mantener el estatus corriente.

¿Cuales salvaguardas sociales tendría la nueva economía bajo la estadidad?
El modelo económico estadista garantizará ciertas salvaguardas sociales para quienes sean incapaces de competir cabalmente dentro del libre mercado de ideas y de bienes y servicios, por ejemplo: el huérfano, el anciano, la viuda y el incapacitado físico o mental. Esta asistencia social sería coordinada con el sector privado y otras asociaciones ciudadanas y no serán la provincia única del gobierno central.

La asistencia social para aquellos que no pertenecen a estos grupos de excepción sería de naturaleza temporal y suplementaria, condicionada a que sus recipientes busquen y retengan trabajo, educación, o readiestramiento; que estén libres de comportamientos destructivos asociados con el ciclo de la dependencia, que demuestren que van en camino a la rehabilitación, y que no sean delincuentes habituales.

Pero, ¿qué hay de nuevo en todo eso? ¿no es eso lo que la Isla tiene ahora?

Es cierto que muchos de estos elementos existen en Puerto Rico hoy día. Pero estos elementos no han alcanzado la madurez necesaria para interactuar de manera más eficiente y productiva. Me explico.

Puerto Rico sigue cargando un amplio lastre estadista de su pasado nuevo-tratista, o sea, de la época de Roosevelt y Muñoz Marín. Este legado es uno más acentuado que el de su contraparte continental estadounidense. Y aunque esta mentalidad ha sido erosionada y atacada desde múltiples ángulos en la pasada década y por varias administraciones de los distintos partidos, la mentalidad estatista persiste y proyecta todavía una larga sombra sobre la psique colectiva puertorriqueña.

La mentalidad estatista a la que me refiero se puede definir así: es la creencia, es la casi certeza, que el deber de iniciativa económica en la sociedad pertenece al gobierno y que este es el orden natural de las cosas. De acuerdo a esta cosmovisión, el gobierno no solamente existe para arbitrar conflictos entre diferentes intereses económicos, administrando un sistema de tribunales eficiente y justo que adjudique entre las partes o que legisle y aplique prudentemente ?las reglas del juego?; ni tampoco es suficiente para el gobierno crear mecanismos reguladores necesarios para proteger el bien común, como lo puede ser la protección del ambiente o del consumidor, la inspección de automóviles, de víveres, de edificios, etc. Estas son áreas en la cual el gobierno tiene justa injerencia. Lo que el estatismo busca está más allá de estos poderes necesarios para salvaguardar el bienestar público.

Para quienes defienden la idea estatista, el estado se concibe como la principal fuerza motriz de la economía, hasta el punto de que se convierte en actor económico por derecho propio, comprando acciones en corporaciones que considera "estratégicas," comprando industrias enteras, creando monopolios públicos, todo con la excusa de que esta injerencia rinde "un fin social." El estatismo también concibe a la sociedad civil como un apéndice del estado, el cual este último debe de absorber en todo o en parte. A los conglomerados sociales o económicos que se asocian de esta manera al estado se les denomina ?patrimonio nacional? y se les idealiza como algo de propiedad colectiva, como ?cosas del pueblo? o "de la nación."

El modelo estatista ha alcanzado ya rasgos culturales en la Isla, hasta el punto que si amplios segmentos del electorado no percibe que el gobierno de turno no está actuando de manera estatista, entonces ese gobierno no está haciendo "nada" por la economía o por el bienestar público o "por los pobres". Y si una administración particular buscase privatizar las tenencias del estado, a esta se le juzga de "traidora" y "vendepatria" por ciertos "militantes" y de los sindicatos, cuyo interés particular en estas transacciones son mayormente de carácter egoísta y orientadas al mantenimiento de su poder político y económico.

De hecho, el estatismo en Puerto Rico, al aglutinar un montón de empresas públicas y controlando una tercera parte de la fuerza laboral en la Isla, ha cebado por mucho tiempo el poder de las uniones y sindicatos hasta el punto que estos ya no solamente se consideran los justos defensores de los intereses de sus trabajadores, sino también un cuarto poder político, inelecto, viéndose a sí mismos como el contrapeso ideal y por excelencia ante los poderes del estado y sus intentonas privatizadoras, y como representantes singulares de la masa del pueblo.

El estatismo en Puerto Rico lo que ha hecho es inflar la prepotencia de esos sindicatos cuando ninguno de ellos representa completa o exclusivamente la iniciativa privada de los boricuas,ni su sentir individual, ni siquiera su capacidad creativa ante los retos que todos enfrentamos.Ni tampoco están potenciados para formular, ni ejecutar, ni retar cuestiones de política pública,la cual es parte y provincia sola de los funcionarios debidamente electos para ello.Pero el estatismo les ha hecho creer que ellos son los bateadores designados, el "Robin Hood" de los trabajadores y así se comportan.

El resultado ha sido que, aunque el liderato de los partidos políticos de la Isla está conciente de que el tamaño del gobierno tiene que ser reducido y reestructurado, y su intromisión en iniciativas privadas que no le competen, abolida, a la postre terminan haciendo esfuerzos mediocres y rindiéndose a los pequeños pero poderosos intereses que luchan a toda costa para mantener su prepotencia a costa del pueblo trabajador, de su creatividad, de su iniciativa personal y de sus necesidades más básicas.

En fin, el estatismo en Puerto Rico, aunque nunca se le refiere con ese nombre, funciona en la Isla bajo el disfraz de "justicia social". Muchos no quieren entender que el modelo estatista ya no cumple y de hecho, nunca pudo cumplir completamente con ese compromiso de "justicia social" por el cual se había jurado y perjurado. Existen otras maneras, otros medios, otras ideas que deben de ser ejecutadas antes de que Puerto Rico se deslice permanentemente hacia al Tercer Mundo al caminar alegremente por este camino equivocado hacia su cierta ruina.

¿Pero no es ese ?estatismo? en cuanto a la asistencia social lo mismo que los proponentes de que "la estadidad es para los pobres" defienden? En otras palabras, ¿no prometen los estadistas más dependencia?

Categóricamente, la respuesta es no.Es cierto que los pobres en Puerto Rico disfrutarían plenamente de una red de asistencia social sin igual en el hemisferio occidental de la Isla convertirse en un estado de la Unión.Sin embargo, en lo que respecta a los EE.UU., la naturaleza misma del "estado de bienestar" ha venido cambiando de manera paulatina, pero fundamental, desde el principio de la década de los 90.La mayoría de los estadounidenses, exceptuando a los sectores de izquierda más recalcitrantes, se han dado cuenta que al tirar dinero al problema de la pobreza ha creado otro sinnúmero de problemas sociales, empezando por el de la dependencia material y sicológica del pobre a la dadivosidad del estado.Peor, la mentalidad de la dependencia enredó en sus marañas varias generaciones, complicando y perpetuando el problema de la pobreza sin nunca haberlo resuelto completamente.

La frase "la estadidad es para los pobres" continúa vigente. Pero decir que lo que la frase significa es más "mantengo" y más dependencia ya no es correcto. Ya no vivimos en los años sesentas y setentas cuando estos esquemas redistributivos cuasi-socialistas llegaron a su apogeo.La realidad actual es muy otra. Aquí en los EE.UU. se ha aprendido que después de lanzar 5 trillones de dólares al problema de la pobreza durante más de 20 años los resultados han sido mixtos.Lo que se ha logrado es retardar el problema de la pobreza, pero no eliminarlo.El paradigma ha ido cambiado a uno que reconoce que el pobre no es un ente pasivo ante la realidad de su pobreza.Al contrario, la persona pobre es de por sí, debido a su propia humanidad, un foco de creatividad y empresa y lo sería más efectivamente sino se le limitase ni se le maniatase tanto con burocracias y otras ataduras artificiales.

Escribe Michael Novak en su libro The Catholic Ethic and the Spirit of Capitalism (La Ética Católica y el Espíritu del Capitalismo):

"Al pobre se le debe tratar como a un creador de riqueza.Ellos deben de ser ayudados en sus esfuerzos para hacer de sí mismos productores de bienes en vez de ser sus meros consumidores.La revolución que se necesita en el sistema de asistencia y bienestar social ? hoy día uno de carácter socialista que mantiene a sus usuarios en la dependencia ? requiere transformar a este en un sistema que genere bienes.En vez de emitir cheques de mantengo, el gobierno podría subvencionar cuentas de retiros individuales (IRAs) que sean abiertas por gente pobre e igualar dólar por dólar su inversión.Estos fondos crecerían exentos de impuestos hasta que pudiesen ser usados para inversiones capitales en nuevos negocios, compras de hogares, y educación o readiestramiento. De esta forma, los programas de asistencia pública estarían orientados a fortalecer la sociedad civil en vez de socavarla. Para el pobre y el vulnerable, la asistencia pública es sin duda alguna necesaria; pero lo más importante es cómo esta ayuda esté diseñada, no de que si exista o cuan grande sea. La primera máxima de la medicina, "no hacer daño" debe de convertirse también en la primera máxima de la beneficencia pública. Se necesita una revolución profunda en el concepto mismo de asistencia pública: ver al pobre como ente creativo, no como a un dependiente; como agente de su propio destino, no como a un súbdito feudal."

Esta revolución ya ha comenzado y se nutre de la nueva economía informática y post-industrial. La estadidad ofrece las mejores garantías de que el pobre se beneficie espiritual y materialmente y que de esta manera arribe a su derrotero vital, libre de la dependencia y de ataduras burocráticas.

Fuera de la estadidad, Puerto Rico no tiene ninguna garantía de que el pobre se eleve de su dependencia.De hecho, es más creíble decir que la estadidad es para los pobres que el decir que la independencia o el estado libre asociado? es para los pobres.Que conste que en Puerto Rico, la frase la independencia es para los pobres, nadie la dice.

¿La estadidad es para los pobres?

¿La estadidad es para los pobres?

La estadidad es para los pobres.( A corto plazo. A largo plazo la estadidad es para todos. )

La elite de Puerto Rico no se da cuenta, o no se quiere dar cuenta, que una restructuración de la economía de Puerto Rico hacia la Estadidad, aunque implique ciertos riesgos en el corto plazo, habrá de redundar en un crecimiento económico durarero que tenga la capacidad de competir con Miami en el futuro.

La idea de la elite de Puerto Rico es obtener con la República Asociada una proporción mayor del bizcocho económico cuando, como decia John Stuart Mill, lo que hay que hacer es tratar de obtener una proporción menor de un bizcocho más grande.

El capitalismo se justifica, a diferencia del socialismo, no porque produce igualdad de ingresos, sino porque produce un creciente aumento de la producción que a la larga da para subir los ingresos de todos.

El socialismo, por otro lado, promete una igualdad de los ingresos, pero al tratar de hacerlo, a la larga, reduce la capacidad de producción de la economía en general produciendo como resultado ingresos más bajos para todos.

La elite de Puerto Rico nos vende el nacionalismo como excusa para aumentar su proporción del bizcocho económico produciendo de la misma manera a la larga una reducción en el potencial económico de todos.

Es una visión egoista y miope la de la elite de Puerto Rico.

¡Dios nos libre de ella!

La estadidad es la contribución de nuestra generación a la de nuestros hijos, de nuestros nietos y a las generaciones futuras.Es una visión inteligente,ilustrada,de dedicación y de largo plazo para todos, tanto para los ciudadanos americanos de Puerto Rico como para los del continente.

¡Dios nos lleve a ella!

La Estadidad para PR le conviene a los EE.UU.

¿Porque la Estadidad para Puerto Rico le conviene a los Estados Unidos?

*"Porque somos casi 4 millones de ciudadanos estadounidenses que residen en Puerto Rico y otros 4 millones que residen en los Estados Unidos."

*"Porque ese poder politico que representan 4 millones de ciudadanos estadounidenses que residen en la isla puede beneficiar tanto al Partido Democrata como al Republicano."

*"Porque en la Constitución de los Estados Unidos esta implicito a que todo territorio se encamine a una Estadidad eventual."

*"Porque Puerto Rico es el eje o el punto de comunicación entre los paises de habla Hispana y eso hace sentido empresariar y economico.. hacer de Puerto Rico un Estado."

*"Porque si los Estados Unidos no quieren seguir siendo vistos como una potencia colonial,hacer de Puerto Rico un Estado invalidaría ese argumento."

*"Porque hay un gran numero de Puertorriqueños que forman parte del ejercito de los Estados Unidos en todos los Servicios Militares y muchos de ellos han dado su vida y han dejado su sangre defendiendo la gran Nación en cada batalla que ha habido atraves de los años...desde la Primera Guerra Mundial,la Guerra de Corea en 1950, la Guerra en Vietnam, la del Golfo Pérsico y más recientemente en la guerra contra el terrorismo en Afganistan y Irak."

*"Porque segun un estudio realizado por J. Tomas Hexner y Glenn Jenkins,titulado"Puerto Rico:The Economic and Fiscal Dimensions",el Gobierno Federal reducidiria sus $14 billones anuales a la Isla,a la vez que paulatinamente la economia de Puerto Rico fuera creciendo con una ventaja neta al presupuesto federal de $2.1 a $2.7 mil millones de dolares.(Nota:"J. Tomas Hexner es el presidente de Hex, Inc. y Glenn Jenkins es el director del programa internacional del impuesto en el colegio de abogados de Harvard y es socio del instituto de Harvard para el desarrollo internacional.)"

*"Porque seria beneficioso para los Estados Unidos en lo politico,economico y en lo social hacer de Puerto Rico un estado y reconocer ante el mundo que Puerto Rico es parte escencial de la Gran Nación Norteamericana."

*"Porque el Estado Libre Asociado nunca fue para ser permanente, el ELA fue como paso transitorio a la Estadidad y no para quedarse como Colonia."

¿Cómo será el comercio con la Estadidad?

¿Cómo será el comercio con la Estadidad?

¿Te has preguntado por qué los Estados Unidos fue y es la primera democracia constitucional del mundo? ¿Por qué colapsó la Unión Soviética?

Algunos dicen que la aportación más importante de los Estados Unidos ha sido la libertad individual, la libertad de expresión y asociación, el proceso democrático a través del voto, el habeas corpus, la protección de la privacidad y la intimidad, todo ello para lograr el propósito de garantizar la libertad, propiedad y felicidad de cada ciudadano.

Pero entendemos que la mayor aportación de los Estados Unidos a la humanidad es el libre comercio. Sin libre comercio nunca se hubieran logrado hacer realidad los demás derechos. ¿Cómo puede un individuo ser libre sin propiedad privada? ¿Puede un individuo educarse sin medios económicos? Sin medios económicos, ¿cómo desarrollarse la agricultura, la industrialización, los servicios y la informática?

Sin el libre comercio los Estados Unidos serían otro ejercicio estéril como sucedió en la Antigua Grecia que la democracia directa duró unos diez años y colapsó por el libertinaje.

Nótese que el sistema Americano está regido por un sistema de ley y orden, un balance entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, pero que sin comercio no trabajaría bien.

Para el comercio se necesitan varias cosas:

1. Estabilidad y seguridad política y económica.

2. Confianza entre las personas, para que las transacciones fluyan en forma rápida, económica y confiable.

3. Buenos productos a precios razonables y buenos consumidores con recursos disponibles para comprarlos.

4. Creatividad, iniciativa personal y libertad para realizar los sueños.

5. Libertad de expresión para el mercadeo.

6. Disposición a trabajar y a sacrificarse.

7. Capital disponible a precios y condiciones razonables.

8. Otros factores adicionales.

Si el libre comercio es lo que ha hecho grande, poderoso, democrático, libre y seguro a los Estados Unidos: ¿cómo sería el comercio de Puerto Rico en la Estadidad?

Sería como sucedió en todos los Estados al ingresar a la Unión, aumentaría el volumen de negocios, aumentaría el valor de los bienes inmuebles, muebles y de los negocios; se reducirían gradualmente la proporción de las contribuciones pero al tener mayores ganancias netas se aumentarían en el pago real al fisco; se aumentarían los productos, los consumidores y las transacciones comerciales.

Sería como está sucediendo en el Mercado Común Europeo, eliminarse las barreras arancelarias, al ampliarse el mercado aumenta la producción y el comercio se multiplica, y se multiplica el desarrollo económico general y la población logra una mejor calidad de vida.

Pero... alguien podría decir que en Puerto Rico no existen hoy barreras aracelarias con los Estados. Eso es cierto, en parte, porque existe algo cuyo efecto es similar, y es que las grandes corporaciones le venden a Puerto Rico como si fuera un país extranjero, aplicándole el 20% - 25% de costo adicional en el precio original, para contingencias por revoluciones y devaluaciones monetarias inesperadas.

Eso hace que los productos aumenten en un 40% - 60% el precio de venta en Puerto Rico, lo que al ser Estado se reduciría sustancialmente. Y todos sabemos que a menor costo, menor el precio de ventas y mayor el volumen de las ventas. Lo que acrecentaría sustancialmente el comercio. Porque nadie diga que es por los gastos marítimos, porque todos sabemos que la transportación terrestre y aérea es mayor que la marítima y una piña de Hawaii es más barata en Nueva York que en Puerto Rico.

La Estadidad sería como el ELA PLus: con mayor seguridad, estabilidad y confianza; más amplio el mercado, menos restricciones, con mayores consumidores y mayores ganancias.

Pero algo hay que entender. Habrá mayor competencia. En el libre mercado que ha sido la mayor aportación a la humanidad de los Estados Unidos, la competencia obliga al comerciante a mirar al futuro, a actualizar sus métodos, sistemas y procedimientos en su comercio para matenerse al frente. A trabajar en forma más económica, rápida y eficiente. Habrá mayor competencia y mucho mayor crecimiento económico para todos los puertorriqueños.

Pero, algo hay que entender. Puerto Rico en el 1898 era el país más pobre de América, más pobre que Haití y Santo Domingo. Por eso nos llamaban el Puerto Pobre. Hoy somos el Puerto Rico, como lo llamaron los Españoles al encontrar oro a flor de tierra en nuestros ríos. Somos hoy los más ricos y adelantados en el Caribe, Centro y Sur América. Pero estamos unos diez años atrasados a los Estados, y unos cinco a los países de Europa. Nuestra economía es cinco veces menor a la de los Estados; nuestros salarios son mucho menores, el costo de la vida es mucho mayor; tenemos menos comercios, industrias, agricultura y servicios; esa es una realidad que todos sabemos. Así como desde las trece colonias todos los territorios que se han integrado a la Unión Americana y como los países de Europa, al ampliarse el mercado, se han ido integrando e igualizando las economías en un desarrollo gradual pero continuo de crecimiento como nunca antes se había experimentado en el mundo.

Al convertirse Puerto Rico en Estado, no dejará de salir el sol ni caerá nieve porque eso lo determina nuestra condición geográfica. Tampoco cambiaría el español ni nuestras tradiciones, porque la Estadidad lo único que haría es traer ajustes económicos beneficiosos y poder político que aumentaría geométricamente el comercio.

Todo eso, es el resultado natural de la mayor aportación de los Estados Unidos al mundo, "el libre comercio".

El Proceso de Cómo Me Hice Estadista

El Proceso de Cómo Me Hice Estadista
Por: José. Vaquer Jr.

Saludos a todos los corresponsales:

Nací en Dover, Nueva Jersey. Me crié en la Ciudad Bruja: Guayama, Puerto Rico. Por ocho años milité en la Guardia Nacional del Ejército en tres fueros distintos (Puerto Rico, Georgia y Arizona). Resido hace diez años en Phoenix, donde ejerzo la profesión de intérprete y traductor, además de diseñar programas oficinescos y escribir cuentos de ciencia ficción. Intereso recibirme de maestría en informática y concluir mi carrera de derecho.

No siempre favorecí la estadidad, aunque siempre tomé al ELA por situación política indigna e intolerable para cualquier persona que se preciara de su propio juicio. En mi juventud milité en el Partido Independentista Puertorriqueño, ocupé puestos directivos en los organismos de la juventud y hasta fui candidato a asambleísta municipal por dicho partido en 1984. Todavía considero que la independencia sí sería una solución digna en principio para Puerto Rico, de no darse ciertas carencias en la cultura isleña.

Lo que siempre me molestó de fondo en cuanto al movimiento independentista fue la insistencia de algunos elementos en dicho partido en deleznar la dignidad propia. Aunque la mayoría de los independentistas que conocí siempre fueron personas dignas, no faltaron ciertos individuos que insistieran en yo desentenderme de todos mis logros, bienes y anhelos «para irnos todos a cortar caña al monte cuando venga la República.» Aparte de que nunca vi cañaverales por las jaldas boricuas, me preguntaba entonces qué se supone que hiciera yo con mi carrera y con mis logros y bienes. ¿Quién más podía tener derecho a lo mío, sino fuera yo mismo y los míos? ¿Quién iba a decidir qué hacer con ellos?

Ahí fue que me atajaron los marxistas con lo de que yo lo que quería era llegar a ser un gran burgués, que si mi familia tenía esos aires burgueses de la clase media (ya sabrán: tener casita propia con un chispo terreno, que no faltara el pan a la mesa, cursar una carrera u oficio del agrado propio, gustar de las cosas finas... tales pecados mortales), que si para aquí, que si para allá... Me desencantaron por completo en lo económico y en la arrogancia contra la libertad propia.

Pero el veneno del menosprecio propio y la duda en cuanto a mis facultades ya se había inyectado.

Me pasé un año en Atlanta entre con una pareja que me reveló lo que significaba ser 'liberal' en los Estados Unidos. En nada me llamó la atención el culto a la muerte por todas partes entre los izquierdistas: anticoncepción mediante el aborto, esterilización de todas las mascotas, asilamiento y aislamiento de los mayores de la familia, el desprecio de los que favorecemos la familia natural (padre, madre y crías), encargar los hijos de uno a gente cuyas tendencias íntimas quedaban muy en entredicho... En verdad que ser 'liberal' puertorriqueño (más bien al estilo del Nuevo Pacto) no le llegaba a la horma del zapato a la Nueva Izquierda. Ni siquiera los marxistas clásicos eran tan adustos en sus pensares.

Por mi parte, en aquel entonces siempre me sentía incapaz de lograr gran cosa por cuenta propia, a pesar de dominar cabalmente el idioma (con todo y cierto dejo en el habla, que en Georgia pasaba desapercibido ? ¡ja!) y de ser hombre preparado. Si algún empleo se acababa, me las pasaba semanas compungido, en vez de ir a una agencia de empleos al día siguiente y empezar de nueva cuenta (lo cual siempre acababa por hacer, con resultados inmediatos y satisfactorios). Y claro, la doña feliz no estaba con mi desidia en cuanto al trabajo. Con todo y ser liberal, ella no iba a mantener a un manganzón.

Llegada la hora inevitable del fin de dicha pareja, me vi en la encrucijada de volver a mi país de crianza a mendigar el porvenir ? muy diploma en mano, por cierto; pero así las veía yo en aquel entonces ? o aventurarme una vez más a trazar nuevos derroteros. Para aquel entonces, mis familiares de Nueva York se habían cansado de dicha ciudad y se mudaron a Phoenix. Mi hermano, que se crió con ellos, me invitó al páramo. Preferí seguir en la lucha en vez de volver con el rabo entre las patas al «salitral caliginoso», según el poeta Luis Palés Matos llamara a nuestro pueblo hace ya un siglo.

Venir a Phoenix fue la mayor bienandanza que jamás me ofreciera mi hermano. Acá conseguí cada trabajo mejor que el anterior, llegué a sentar mi propio negocio y aprendí a no recostarme de los míos, ya que no lo permiten. Aquí acendré mi perspectiva en cuanto a la dignidad propia. Aquí me despojé de mis tendencias izquierdistas y llegué a fundar mi pensamiento en la libertad individual.

Y aquí me percaté de la gran carencia cultural que tiene Puerto Rico en materia del entendimiento económico. A la mayoría ni los principios de la economía se le enseñaban en la escuela. Se ve un menosprecio por toda actividad empresarial que resulta avasallador: hasta varios negociantes están dando palos a ciegas en sus empresas. No me extraña, pues, que fracasen tantos negocios, ni mucho menos que tan pocas personas se atrevan siquiera a emprenderlos: el desconocimiento económico obsta al éxito.

Por eso comprendí que, con tal cultura antiemprendedora, no hay manera de que la mayoría de los independentistas puertorriqueños sepan llevar una república a buen recaudo. No es que no puedan: es que se empeñarían en hundirse a sí mismos con el monolitismo gubernamental, óbice de nuestras culturas latinas, y el estado de bienestar, lacra de nuevo cuño y mayor admiración entre las filas independentistas (trocando el paraíso obrero de los socialistas por la comunidad de minorías inmoladas). Y con las propuestas económicas que he leído de esa parte, se ve que irían abocados al más estrepitoso naufragio social en una nave espeluznante de matrícula boricua llamada Gobierno Nodriza.

Los independentistas quieren la libertad del gobierno. Algunos la quieren a costillas de la libertad del puertorriqueño.

Es además lo de la libertad individual el motivo por el cual me parece que la estadidad sería la vía de mayor logro para cada puertorriqueño. En los Estados Unidos se promulgó desde un principio que la libertad individual sería el fundamento del gobierno, como extensión lógica de ser éste el fundamento de la cultura de las colonias de aquel entonces. Por eso todo el sistema de derecho favorece al individuo, con las salvedades de ciertas prebendas de resarcimiento por grupos selectos que se han impuesto de reciente cuño y que ya se empiezan a lamentar.

Y por esos principios de libertad individual, que ni siquiera la propia madre patria de los Estados Unidos (el Reino Unido) apoya con tanto ahínco, es que me parece que los puertorriqueños alcanzaríamos mayores libertades y oportunidades cada cual integrándose políticamente a los Estados Unidos: porque no empece los embates de la economía keynesiana y otras vislumbres del izquierdismo por la cocina, este país sigue teniendo un meollo indiscutible de libertad e individualismo recio que nos ha logrado la dicha que ni los chinos (con poco más territorio y el cuádruple de la población estadounidense) ni los soviéticos (con dos veces y media el territorio y mayor población en sus tiempos) ni los hindúes (con el triple de la población) han podido siquiera aproximar.

Por eso, y porque estoy en Arizona: estado donde la gente se precia de ser muy individualista, donde muchos han escapado al izquierdismo costanero y donde se demuestra que ser estado no implica perder la cultura ni los valores propios. Es más, los gobernadores aquí fungen por doble partida junto con todos los demás gobernadores de la frontera méxico-estadounidense cual diplómatas para mantener las vías comerciales abiertas y para entender cada estado con sus perspectivas en cuanto a la política inmigratoria.

Y en Arizona nos hacemos mucho más de la vista larga, aunque haya municipios donde no falten los xenófobos al palo: en fin de cuentas, una cuarta parte de nuestra economía depende de los tratos con México. Y siendo también almenos la cuarta parte de la población de estirpe mexicana, no hay forma de enterarse a ciencia cierta cuántos andan por acá con todo derecho y cuántos se han colado.

Uno llega a conocer a los Estados Unidos y pronto se percata uno de que no tan sólo cada estado tiene su cultura propia: hay estados, tales como California, Texas y Nueva York, en los cuales habita más de una cultura. Y no hay quien confunda a la Luisiana casi caribeña del jolgorio, el enigma y el capricho con los hacendosos, tercos y parcos yanquis de Nueva Inglaterra.

Lo anterior me demuestra que un estado puede mantener en alto su propia identidad. Puerto Rico en nada tendría que rendir su cultura isleña al integrarse a la federación.

A fin de cuentas, si los políticos estadounidenses de la preguerra no pudieron lograr la supuesta asimilación, ¿qué va a ser hoy día, que los gobiernos federales tienen miras muy distintas y los puertorriqueños nos contamos entre los ciudadanos con mayor preparación media? Esa cultura aviva dentro de nosotros los puertorriqueños; no hay dictamen, fallo, estatuto, proclama ni resolución que la desarraigue contra nuestra voluntad.

¿Nos quieren los Americanos?

¿Nos quieren los Americanos?

La principal razón por lo que todavía hay populares y algunos independentistas que no favorecen la Estadidad es que piensan que los Americanos no nos quieren. Eso les lleva a un anti-americanismo latinoamericanista absurdo, antihistórico y emocional.

La Democracia Americana, la primera democracia constitucional en el mundo, surge de un principio básico, que la soberanía (máximo poder) está en el individuo, en el ciudadano. Para que el ciudadano pueda ser el soberano, se estableció la Constitución como la Ley Suprema, donde la libertad individual es protegida con derechos esenciales e instituciones de protección y balance que la hacen realidad.

El principal derecho de libertad individual es el derecho a la libre expresión que es el básico para todos los demás derechos, como el de asociación, prensa, debido proceso, igualdad ante la Ley, presunción de inocencia, habeas corpus, libre mercado, protección de la privacidad e intimidad, protección en contra de arrestos y registros ilegales, y otros esenciales para que el ciudadano goce de libertad individual.

Para hacer realidad esos derechos, se estableció el derecho al voto, a elegir a los que por un término se le delega la administración pública (Rama Ejecutiva) en representación de los ciudadanos, los que aprobarán las leyes (Rama Legislativa) y de esos dos seleccionar a los que decidirán las controversias e interpretarán las leyes (Rama Judicial).

Salvo por unos diez años en la Antigua Grecia en forma directa y limitada, nunca antes había funcionado la democracia porque resultaba en libertinaje y anarquía. Le faltaba una Ley Suprema y el respeto y cumplimiento a esa Ley Suprema de la ciudadanía. Antes los pueblos eran gobernados por reyes, emperadores, dictadores y oligarquías basadas en el poder militar, económico o religioso.

La Democracia Americana es el resultado del desarrollo de la humanidad en busca de la libertad individual. Surge de la realidad, no de ideas uotópicas o quiméricas. Se basa en el respeto a los derechos de los demás, donde el derecho del ciudadano llega hasta donde comienza el del vecino. Es un balance entre derechos y obligaciones, privilegios y responsabilidades.

Los dirigentes populares sólo creen en mendigar derechos y privilegios, no saben lo que es deberes y responsabilidades. Por eso no creen en la democracia. Por eso no creen en el derecho al voto. Por eso se esconden y no se definen. Por eso boicotean y ponen barreras a cada proceso descolonizador,como lo hicieron recientemente con el Proyecto de Status donde ya existia consenso entre los tres partidos y Anibal lo veto..dejado saber que su palabra no vale más de un centavo.

Se ha dicho que Puerto Rico no puede ser Estado porque somos pobres, por la no contiguedad territorial, por el idioma, la cultura,por la criminalidad y mil excusas más. Todas se han ido desvaneciendo, la única que les queda a los detractores es que los "Americanos no nos quieren".Ya no dicen que es por el idioma o cultura y etc...ahora es "Los Americanos no nos quieren".

En la Democracia Americana cada cual puede expresarse libremente. Sienmpre habrá quienes estén en contra, los anti-todo, esos son los negativos y destructivos que usualmente son los más gritones. Pero la gran mayoría, los positivos, edificantes y constructivos, favorecen los principios que han permitido a los Estados Unidos de América convertirse en el modelo del mundo moderno y futuro.

Llegó el momento de la decisión final. La Nación Americana nos quiere porque defiende, practica y vive los principios básicos y esenciales de la Democracia Americana. Porque sabe que el compromiso del General Miles de "seguridad, progreso y libertad" en 1898 representa la Estadidad. Porque el Congreso federalizó a Puerto Rico en el 1917 al concedernos la Ciudadanía Americana. Porque todos los Presidentes han prometido defender el derecho a la autodeterminación del Pueblo Puertorriqueño.

Los Estadista no queremos la Estadidad para Texas o Arkanzas, la queremos para Puerto Rico. Si la Democracia Americana se basa en la soberanía individual es esencial el que se nos permita votar en un Plebiscito entre Estadidad y Independencia. El que uno o mil no quieran respetar nuestro derecho no quiere decir que la gran mayoría de los ciudadanos de la Nación no respetan el derecho de la Ley Suprema, la Constitución Americana.

Hechemos a un lado los complejos de inferioridad, los miedos, los temores, el odio, la envidia, la ira y los emocionalismos absurdos de Patriotismo y Nacionalidad, caminemos juntos hacia la nueva aurura de seguridad y progreso en la Estadidad.

Si Salomon o Buchannan no nos quieren, nos quiere Bill Clinton,George Bush, Jay Lenno y David Letterman. Pero más importante que esas personas, la verdad es que nos quiere la Nación Americana, porque el derecho de los Puertorriqueños a decidir nuestro destino surge de la Ley Suprema y el derecho a la justicia de cada puertorriqueño que protegen y defienden la gran mayoría de los americanos.