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Puerto Rico puede mejorar su condición política,jurídica,económica y social con el logro de la Estadidad,asegurando para sí un porvenir dichoso,también beneficiará a nuestra isla desde la perspectiva regional,nacional, hemisférica e internacional.Además, es el único medio que garantiza la unión permanente entre PR y EE.UU. y asegura la Ciudadanía Americana a las futuras generaciones de los nacidos en Puerto Rico.

miércoles, mayo 23, 2007

Modelo Económico bajo la Estadidad

Modelo Económico bajo la Estadidad
Preguntas y Respuestas

Por:Pedro O Vega

¿Cuál sería el modelo económico de Puerto Rico bajo la estadidad que promete lograr todas esas metas?

El modelo económico de Puerto Rico bajo la estadidad sería el mismo que ha triunfado a través del Primer Mundo y que ha levantado a millones de personas de las garras de la pobreza y movido al camino del progreso, la productividad y la seguridad económica. Este es el modelo neoliberal o liberal clásico, el cual entre otras cosas consiste de un gobierno limitado y democrático, la supremacía de la ley y su aplicación consistente e igualitaria dentro de un marco de justicia; la libre empresa, la iniciativa privada, el mercado libre, la existencia de una sociedad civil robusta aparte del estado; la libertad de asociación política, cultural y económica, y el reconocimiento tácito de una esfera amplia de libertad y responsabilidad individual.

Específicamente, el modelo de desarrollo económico se nutriría de una integración económica (anteriormente discutida) con los EE.UU. como lo describe detalladamente el estudio realizado por Fernando Lefort en 1997 y siguiendo las recomendaciones y advertencias detalladas por la Oficina de Contabilidad General (General Accounting Office - GAO) en sus reportes titulados Analysis of Certain Potential Effects of Extending Federal Income Taxation to Puerto Rico, U.S. Insular Areas: Application of the U.S. Constitution y Puerto Rico - Potential Federal Income Tax Revenues Resulting from Statehood. También es notable el estudio titulado Leave No State or Territory Behind: Formulating a Pro-Growth Economic Strategy for Puerto Rico, formulado por el Instituto de Innovación Política (Institute for Policy Innovation-IPP) en julio del 2003, el cual también añade rigor y sustancia a nuestra ponencia económica.

Hablando en términos generales, el modelo económico estadista se enfocaría primariamente en la creación y apoyo de pequeños negocios que conviertan a los puertorriqueños en dueños y rectores de su capacidad creativa y de su producción, moviendo la prioridad tradicional del sector manufacturero e industrial masivo aun plano también valioso, pero secundario. El modelo se enfocaría también en empresas que solidifiquen las comunidades isleñas y a la conversión de la Isla de una economía industrial a una post-industrial, enfocada en la producción de bienes, servicios y comercio, apoyada en amplios movimientos de capital-semilla; la reducción de la carga tributaria local, la agilización de los requisitos burocráticos necesarios y la remoción de aquellos que fuesen obsoletos, junto con la facilitación de los procesos legales de incorporación empresarial, para fomentar que más compañías de todo tipo se formen en la Isla y rindan sus impuestos allí.

La educación y el readiestramiento serán las columnas vertebrales del modelo económico estadista. El sistema educacional centralizado que existe ahora será desmantelado y los distritos escolares puestos bajo el control de juntas de comisionados elegidos por las comunidad local donde el distrito dado esté organizado. Estas juntas estarán capacitadas para gravar sus propios impuestos y establecer altos estándares educacionales dignos de sus comunidades, rindiéndole cuentas directamente al electorado que los elija y de esta manera extirpar de cuajo el "batatismo," la mala costumbre de utilizar las posiciones del aparato administrativo del gobierno central " y del Departamento de Educación en particular " como almacén de prebendas políticas para los deudos del gobierno de turno.

La enseñanza vocacional y la educación corta post-secundaria recibirán un énfasis renovado, siendo reorientadas a las nuevas realidades económicas globales. Así se evitará que los jóvenes puertorriqueños se sientan obligados a incurrir una costosa carrera universitaria para poder disfrutar de trabajos adecuados y de salarios decentes. Esto no reducirá de inmediato la "inflación educacional" y "depresión salarial" que obligan a muchos universitarios puertorriqueños a emigrar al continente en busca de empleos más remunerativos, pero a mediano y a largo plazo la nueva economía reducirá estas presiones en Puerto Rico y creará una situación más justa, equitativa y remunerativa que les permitirá a más jóvenes a radicarse en la Isla.A mediano y a largo plazo, la nueva economía bajo el Estado de Puerto Rico creará a su vez una nueva demanda de profesionales graduados de universidad con destrezas técnicas especializadas que reducirá esta "fuga de cerebros" y aumentará la inversión en la economía isleña, las escalas salariales, la creación de empleos secundarios y el incremento de los ingresos al fisco, sin tener que aumentar las tasas tributarias locales.

También, la estadidad creará el ambiente necesario para llevar todos los sectores de la economía a un entendimiento que permita crear diversos mecanismos de readiestramiento laboral. Esto potenciará a los cesanteados a reincorporarse a la fuerza trabajadora y así poder seguir manteniendo a sus familias.

Para terminar, la estadidad garantizará la justa y mutua participación de la riqueza común entre Puerto Rico y el resto de los estados. La economía de Puerto Rico bajo la estadidad será una de igualdad de oportunidades y no una que busque un igualitarianismo material de resultados. Irónicamente, la estadidad es la única fórmula política que garantiza un estado verdaderamente mancomunitario, de riqueza mutuamente compartida dentro de la Isla y entre la Isla y el consorcio de los estados, eso que el término inglés commonwealth encarna y al cual los ?estadolibristas?, condenan vehementemente sin saberlo, en su ciego afán de falsear y mantener el estatus corriente.

¿Cuales salvaguardas sociales tendría la nueva economía bajo la estadidad?
El modelo económico estadista garantizará ciertas salvaguardas sociales para quienes sean incapaces de competir cabalmente dentro del libre mercado de ideas y de bienes y servicios, por ejemplo: el huérfano, el anciano, la viuda y el incapacitado físico o mental. Esta asistencia social sería coordinada con el sector privado y otras asociaciones ciudadanas y no serán la provincia única del gobierno central.

La asistencia social para aquellos que no pertenecen a estos grupos de excepción sería de naturaleza temporal y suplementaria, condicionada a que sus recipientes busquen y retengan trabajo, educación, o readiestramiento; que estén libres de comportamientos destructivos asociados con el ciclo de la dependencia, que demuestren que van en camino a la rehabilitación, y que no sean delincuentes habituales.

Pero, ¿qué hay de nuevo en todo eso? ¿no es eso lo que la Isla tiene ahora?

Es cierto que muchos de estos elementos existen en Puerto Rico hoy día. Pero estos elementos no han alcanzado la madurez necesaria para interactuar de manera más eficiente y productiva. Me explico.

Puerto Rico sigue cargando un amplio lastre estadista de su pasado nuevo-tratista, o sea, de la época de Roosevelt y Muñoz Marín. Este legado es uno más acentuado que el de su contraparte continental estadounidense. Y aunque esta mentalidad ha sido erosionada y atacada desde múltiples ángulos en la pasada década y por varias administraciones de los distintos partidos, la mentalidad estatista persiste y proyecta todavía una larga sombra sobre la psique colectiva puertorriqueña.

La mentalidad estatista a la que me refiero se puede definir así: es la creencia, es la casi certeza, que el deber de iniciativa económica en la sociedad pertenece al gobierno y que este es el orden natural de las cosas. De acuerdo a esta cosmovisión, el gobierno no solamente existe para arbitrar conflictos entre diferentes intereses económicos, administrando un sistema de tribunales eficiente y justo que adjudique entre las partes o que legisle y aplique prudentemente ?las reglas del juego?; ni tampoco es suficiente para el gobierno crear mecanismos reguladores necesarios para proteger el bien común, como lo puede ser la protección del ambiente o del consumidor, la inspección de automóviles, de víveres, de edificios, etc. Estas son áreas en la cual el gobierno tiene justa injerencia. Lo que el estatismo busca está más allá de estos poderes necesarios para salvaguardar el bienestar público.

Para quienes defienden la idea estatista, el estado se concibe como la principal fuerza motriz de la economía, hasta el punto de que se convierte en actor económico por derecho propio, comprando acciones en corporaciones que considera "estratégicas," comprando industrias enteras, creando monopolios públicos, todo con la excusa de que esta injerencia rinde "un fin social." El estatismo también concibe a la sociedad civil como un apéndice del estado, el cual este último debe de absorber en todo o en parte. A los conglomerados sociales o económicos que se asocian de esta manera al estado se les denomina ?patrimonio nacional? y se les idealiza como algo de propiedad colectiva, como ?cosas del pueblo? o "de la nación."

El modelo estatista ha alcanzado ya rasgos culturales en la Isla, hasta el punto que si amplios segmentos del electorado no percibe que el gobierno de turno no está actuando de manera estatista, entonces ese gobierno no está haciendo "nada" por la economía o por el bienestar público o "por los pobres". Y si una administración particular buscase privatizar las tenencias del estado, a esta se le juzga de "traidora" y "vendepatria" por ciertos "militantes" y de los sindicatos, cuyo interés particular en estas transacciones son mayormente de carácter egoísta y orientadas al mantenimiento de su poder político y económico.

De hecho, el estatismo en Puerto Rico, al aglutinar un montón de empresas públicas y controlando una tercera parte de la fuerza laboral en la Isla, ha cebado por mucho tiempo el poder de las uniones y sindicatos hasta el punto que estos ya no solamente se consideran los justos defensores de los intereses de sus trabajadores, sino también un cuarto poder político, inelecto, viéndose a sí mismos como el contrapeso ideal y por excelencia ante los poderes del estado y sus intentonas privatizadoras, y como representantes singulares de la masa del pueblo.

El estatismo en Puerto Rico lo que ha hecho es inflar la prepotencia de esos sindicatos cuando ninguno de ellos representa completa o exclusivamente la iniciativa privada de los boricuas,ni su sentir individual, ni siquiera su capacidad creativa ante los retos que todos enfrentamos.Ni tampoco están potenciados para formular, ni ejecutar, ni retar cuestiones de política pública,la cual es parte y provincia sola de los funcionarios debidamente electos para ello.Pero el estatismo les ha hecho creer que ellos son los bateadores designados, el "Robin Hood" de los trabajadores y así se comportan.

El resultado ha sido que, aunque el liderato de los partidos políticos de la Isla está conciente de que el tamaño del gobierno tiene que ser reducido y reestructurado, y su intromisión en iniciativas privadas que no le competen, abolida, a la postre terminan haciendo esfuerzos mediocres y rindiéndose a los pequeños pero poderosos intereses que luchan a toda costa para mantener su prepotencia a costa del pueblo trabajador, de su creatividad, de su iniciativa personal y de sus necesidades más básicas.

En fin, el estatismo en Puerto Rico, aunque nunca se le refiere con ese nombre, funciona en la Isla bajo el disfraz de "justicia social". Muchos no quieren entender que el modelo estatista ya no cumple y de hecho, nunca pudo cumplir completamente con ese compromiso de "justicia social" por el cual se había jurado y perjurado. Existen otras maneras, otros medios, otras ideas que deben de ser ejecutadas antes de que Puerto Rico se deslice permanentemente hacia al Tercer Mundo al caminar alegremente por este camino equivocado hacia su cierta ruina.

¿Pero no es ese ?estatismo? en cuanto a la asistencia social lo mismo que los proponentes de que "la estadidad es para los pobres" defienden? En otras palabras, ¿no prometen los estadistas más dependencia?

Categóricamente, la respuesta es no.Es cierto que los pobres en Puerto Rico disfrutarían plenamente de una red de asistencia social sin igual en el hemisferio occidental de la Isla convertirse en un estado de la Unión.Sin embargo, en lo que respecta a los EE.UU., la naturaleza misma del "estado de bienestar" ha venido cambiando de manera paulatina, pero fundamental, desde el principio de la década de los 90.La mayoría de los estadounidenses, exceptuando a los sectores de izquierda más recalcitrantes, se han dado cuenta que al tirar dinero al problema de la pobreza ha creado otro sinnúmero de problemas sociales, empezando por el de la dependencia material y sicológica del pobre a la dadivosidad del estado.Peor, la mentalidad de la dependencia enredó en sus marañas varias generaciones, complicando y perpetuando el problema de la pobreza sin nunca haberlo resuelto completamente.

La frase "la estadidad es para los pobres" continúa vigente. Pero decir que lo que la frase significa es más "mantengo" y más dependencia ya no es correcto. Ya no vivimos en los años sesentas y setentas cuando estos esquemas redistributivos cuasi-socialistas llegaron a su apogeo.La realidad actual es muy otra. Aquí en los EE.UU. se ha aprendido que después de lanzar 5 trillones de dólares al problema de la pobreza durante más de 20 años los resultados han sido mixtos.Lo que se ha logrado es retardar el problema de la pobreza, pero no eliminarlo.El paradigma ha ido cambiado a uno que reconoce que el pobre no es un ente pasivo ante la realidad de su pobreza.Al contrario, la persona pobre es de por sí, debido a su propia humanidad, un foco de creatividad y empresa y lo sería más efectivamente sino se le limitase ni se le maniatase tanto con burocracias y otras ataduras artificiales.

Escribe Michael Novak en su libro The Catholic Ethic and the Spirit of Capitalism (La Ética Católica y el Espíritu del Capitalismo):

"Al pobre se le debe tratar como a un creador de riqueza.Ellos deben de ser ayudados en sus esfuerzos para hacer de sí mismos productores de bienes en vez de ser sus meros consumidores.La revolución que se necesita en el sistema de asistencia y bienestar social ? hoy día uno de carácter socialista que mantiene a sus usuarios en la dependencia ? requiere transformar a este en un sistema que genere bienes.En vez de emitir cheques de mantengo, el gobierno podría subvencionar cuentas de retiros individuales (IRAs) que sean abiertas por gente pobre e igualar dólar por dólar su inversión.Estos fondos crecerían exentos de impuestos hasta que pudiesen ser usados para inversiones capitales en nuevos negocios, compras de hogares, y educación o readiestramiento. De esta forma, los programas de asistencia pública estarían orientados a fortalecer la sociedad civil en vez de socavarla. Para el pobre y el vulnerable, la asistencia pública es sin duda alguna necesaria; pero lo más importante es cómo esta ayuda esté diseñada, no de que si exista o cuan grande sea. La primera máxima de la medicina, "no hacer daño" debe de convertirse también en la primera máxima de la beneficencia pública. Se necesita una revolución profunda en el concepto mismo de asistencia pública: ver al pobre como ente creativo, no como a un dependiente; como agente de su propio destino, no como a un súbdito feudal."

Esta revolución ya ha comenzado y se nutre de la nueva economía informática y post-industrial. La estadidad ofrece las mejores garantías de que el pobre se beneficie espiritual y materialmente y que de esta manera arribe a su derrotero vital, libre de la dependencia y de ataduras burocráticas.

Fuera de la estadidad, Puerto Rico no tiene ninguna garantía de que el pobre se eleve de su dependencia.De hecho, es más creíble decir que la estadidad es para los pobres que el decir que la independencia o el estado libre asociado? es para los pobres.Que conste que en Puerto Rico, la frase la independencia es para los pobres, nadie la dice.

1 Comments:

  • At 8:26 a. m., Blogger Camila said…

    Es de total importancia acabar con las políticas neoliberales que hacen que los países sean esclavos de las potencias mundiales y así poder comenzar a hacer una redistribución de las riquezas mucho mayor y aumentar el producto bruto interno nacional y así no esperar que la gente necesite de un cupon para poder comprar alimentos o lo que sea.
    Saludos.

     

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