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Puerto Rico puede mejorar su condición política,jurídica,económica y social con el logro de la Estadidad,asegurando para sí un porvenir dichoso,también beneficiará a nuestra isla desde la perspectiva regional,nacional, hemisférica e internacional.Además, es el único medio que garantiza la unión permanente entre PR y EE.UU. y asegura la Ciudadanía Americana a las futuras generaciones de los nacidos en Puerto Rico.

sábado, julio 26, 2008

Ciudadanía siempre… con libertades civiles

Ciudadanía siempre… con libertades civiles

Por: Ricardo Rosselló, Ph.D.

El mes de julio es uno de celebraciones patrióticas en Puerto Rico. Además del Día de la Independencia americana y de la Constitución de Puerto Rico, se celebra el natalicio de Luis Muñoz Rivera. Y muy especialmente para las huestes estadistas, Puerto Rico celebra esta semana la vida y obra del Dr. José Celso Barbosa.

Cuando celebramos nuestros próceres, tenemos la tendencia a ver a cada cual desde la perspectiva moderna del ideal político que ellos representaron. Para muchos, Muñoz Rivera ejemplifica el autonomista acérrimo, mientras que Celso Barbosa, fundador del Partido Republicano, se considera el Padre de la Estadidad. Lo curioso es que los grandes hombres de estado puertorriqueños de finales del siglo XIX y principios del XX en realidad tenían mucha más afinidad política entre sí —especialmente en cuanto a derechos civiles se refiere— de lo que queremos aceptar hoy en día. Y tenían, además, una calidad humana que siempre se admira, no importa el siglo en que se viva: su discurso no era simple retórica, sino un credo sagrado que lo vivían y lo defendían hasta el fin porque lo practicaban en su quehacer diario.

En marzo del 1916 (un año ates de lograr nuestra ciudadanía americana), ante el Congreso de los Estados Unidos, Luis Muñoz Rivera pronunció un discurso que contenía estas palabras:

"Dadnos la estadidad y bienvenida sea vuestra gloriosa ciudadanía para nosotros y nuestros hijos. Si nos negáis la estadidad, nosotros declinamos vuestra ciudadanía francamente, altivamente, como corresponde a un pueblo al que puede privarse de sus libertades civiles, pero que aún privado de sus libertades civiles, conservará, de generación en generación, el concepto del honor que nadie puede arrebatarle porque lo lleva en su alma colectiva, y porque es un patrimonio moral heredado de sus abuelos".

Aquí se ve claramente la aceptación de Muñoz Rivera de que la estadidad federada era una solución clara y definida para Puerto Rico, con la responsabilidad de establecer los parámetros de esa unión permanente yaciente en el gobierno estadounidense y manteniendo siempre intactas nuestras libertades civiles.

Por su parte, José Celso Barbosa ciertamente es reconocido por ser el Padre de la Estadidad. Pero también era mucho más que eso. Además de médico, periodista, hombre de familia y legislador, fue el fundador del cooperativismo en Puerto Rico, y me atrevo a decir que fue pionero del movimiento de los derechos civiles en la Isla, un Martin Luther King puertorriqueño de su época.

"No sólo es patria la tierra donde se nace. Nuestras libertades y derechos son patria también", escribió Barbosa para el periódico El Tiempo el 8 de enero de 1907. Esta simple pero poderosa convicción patriótica de Barbosa encierra no sólo su arraigo a su terruño, sino igualmente una visión amplia, vanguardista y profunda de lo que el buen doctor quería para la sociedad de sus tiempos, mirando a largo plazo hacia el futuro de Puerto Rico.

En ese mismo escrito, Barbosa explicó: "En lo que a derechos se refiere, en ningún caso pueden éstos ser desconocidos o arrebatados, sin que surja la protesta, adoptando una u otra forma; Puerto Rico se halló siempre en el caso de protestar, y lo hizo durante el régimen anterior; y la protesta perdurará cuanto sea necesario para llegar a la integración total de los derechos de que debe disponer un pueblo libre".

Por eso entiendo que ambos próceres buscaban igual libertad e igualdad de derechos para la Isla, pero por caminos diversos.

En cuanto al arraigo al ideal de la libertad y los derechos ciudadanos, cabe recordar que Celso Barbosa (1857-1921) era un puertorriqueño de color, que vivió una época cuando la elite blanca española de la Isla dominaba en todos los renglones políticos y sociales. Los puertorriqueños criollos, especialmente los de color o los mulatos, enfrentaban enormes dificultades en lograr cualquier tipo de progreso social. Esto no es una crítica, sino meramente un hecho de la época que nos sirve para poner a Barbosa en su justa perspectiva, sobre todo en cuanto a derechos civiles se refiere.

A pesar de las desventajas que enfrentó por motivos raciales, étnicas y económicos, Barbosa se superó en sus estudios primarios y, por su talento y dedicación, llegó a ser el primer negro en estudiar en el prestigioso Seminario Jesuita de Puerto Rico. En el 1875, en pleno apogeo del colonialismo español en la Isla, tuvo la visión de trasladarse a Nueva York para aprender inglés, y así lo hizo al cabo de sólo un año. Dentro de sus estudios, también aprendió francés y latín.

Su sueño de hacerse abogado se vio interrumpido por un padecimiento de pulmonía, que consecuentemente lo motivó a hacerse médico. Por su raza, se le privó la oportunidad de estudiar medicina en España, donde lo hacían todos los médicos de prominencia en la Isla. Fue entonces que logró aceptación en la Universidad de Michigan, convirtiéndose así en el primer médico puertorriqueño egresado de una universidad estadounidense. Pese a este gran prestigio, al regresar a Puerto Rico ya como médico graduado con altos honores, encontró rechazo en su propia patria de parte de sus colegas en la profesión.

Pero Barbosa sabía que esta objeción no tenía nada que ver con él, sino con la estrechez de mente y lamentables prejuicios de aquellos que lo rechazaban. Tal y como repetiría Martin Luther King años más tarde, Barbosa siempre vivió convencido de que la gente se juzga no por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter. Y de ahí nace su tenacidad de seguir "adelante, siempre adelante", tal y como demostraba diariamente con su sencillez, autenticidad, rectitud intelectual y su afable manera de ser.

Recuerdo desde niño escuchar a mi abuelo hablar en detalle sobre Barbosa, pero no tanto del prócer, sino del hombre. "Ese Barbosa era brillante", me repitió mi abuelo el otro día, "pero más importante aún, era una persona accesible y sencilla; daba cátedra de lo que es ser un hombre modelo". Curioso, le pregunté cómo sabía tanto sobre Celso Barbosa porque Barbosa vivió muchos años antes que él. Fue entonces que descubrí que su abuelo (mi tatarabuelo), José Nevares, había sido compañero de estudios de Barbosa en la Universidad de Michigan. Y desde entonces se ha pasado de generación en generación en mi familia —como espero algún día pasar a mis hijos y nietos— una afinidad y admiración especial por Barbosa, el hombre.

Por eso, cuando celebremos el natalicio de José Celso Barbosa, hagámoslo admirando, tanto sus dotes de prócer puertorriqueño como su calidad de líder visionario. Debemos ver el hombre que abrió camino hacia la igualdad de los derechos ciudadanos en Puerto Rico porque creyó firmemente en sus ideales de igualdad y se dedicó a impulsarlos sin reservas cada día de su vida. Y si bien encontró rechazo y oposición a sus postulados, siempre luchó limpio, con profundo entendimiento del contrario y apoyándose serenamente en sus convicciones.

Concluyo con estas palabras de Barbosa según se citan en el libro "Un hombre de pueblo" del Dr. Antonio S. Pedreira. …"Yo tengo que decir que si yo supiera que por una declaración a la que pudiera prestar verdadera atención, que Puerto Rico habría de ser una colonia permanente, un "branch" de la factoría grande, yo, aunque tiraran cañones, seguiría protestando y protestando moriría. Por eso yo veo con simpatía a los independentistas a espuela limpia, porque se confunden con nosotros en la aspiración suprema. Ellos quieren la soberanía aparte, separada, la soberanía nacional de Puerto Rico. Nosotros pedimos esa misma soberanía dentro de la Gran Unión Americana. Lo demás es querer seguir engañando al pueblo…"

Llevamos más de cien años divididos en bandos que, a fin de cuentas, quieren la misma libertad para la Isla, pero por caminos diversos. Definitivamente no queremos ser un pueblo subyugado al colonialismo, como lo hemos sido ya por más de medio milenio, y la colonia tiene que terminar.

Yo sigo abogando por la propuesta de Barbosa, la de hacer patria a base de las libertades y derechos que bien nos corresponden como ciudadanos de la Gran Nación de la cual formamos parte. Y abogo igualmente por la propuesta que invita a rechazar que la colonia, de cualquier manera que se disfrace, se haga permanente.

El sueño barbosano de libertad bajo la estadidad federada en igualdad de condiciones sigue latente en todo compatriota que sabe que estamos decididos a poner fin, de una vez y por todas, a la condición colonial de la Isla. ¡Barbosa vive, Barbosa vive!

El autor es cofundador del frente unido descolonizador (www.fudpr.com), y puede ser contactado por facebook.com o myspace.com.

http://www.vocero.com/noticias.asp?s=Comentarios&n=116282